Actualización y profecionalización docente





 
El concepto de capacitación -como traducción literal del término inglés “training”- no es utilizado por la  autora porque en idioma español tiene connotaciones profundamente conductistas, por lo que utilizamos el concepto de “actualización” que es lo que realmente requieren los educadores que han alcanzado un grado profesional.   

Lamentablemente los esfuerzos de  actualización que realiza el Ministerio de Educación son insatisfactorios, onerosos, con bajo o ningún impacto en la actividad de aula,  inconsistentes e incoherentes, con pocas excepciones.  No cuenta con un sistema formal de detección de necesidades. Las propuestas no siempre consideran el conocimiento previo y la experiencia acumulada de los educadores, por lo que usualmente parten de cero, o de la iniciativa de un funcionario gubernamental o experto internacional bien intencionado.

No es muy evidente en estos procesos de actualización docente la vinculación entre los procesos que se ofrecen,  las necesidades de los estudiantes y las directrices de la política educativa vigente.

Generalmente tienen un enfoque arriba-abajo donde los educadores tienen  un papel pasivo de recipientes, además de que frecuentemente no se ajustan a los distintos tipos y niveles de educadores, región y necesidades específicas.

No es un sistema permanente y accesible, a veces se acude a ellos porque son una imposición -  ¿Qué pasaría si fueran de asistencia libre?-. 

Cabe preguntarse ¿cuáles son las fuentes del aprendizaje docente? 

Nos parece que son el mismo sistema  escolar, los planes programas de estudio y los resultados de la práctica docente, así como el análisis del entorno. La sistematización de su propia práctica pedagógica y su autorreflexión son los mejores instrumentos que tienen los educadores para buscar salidas a sus déficits o necesidades de desarrollo profesional.  Aceptar la existencia de varias  fuentes y ambientes de aprendizaje docente implica aceptar la necesidad de diversas modalidades de actualización.

Si se considera ésta como un proceso continuo, diseñando a partir de distintas fuentes y desarrollado a través de etapas sucesivas y coherentes, no se estará  frente a opciones, sino frente a prioridades, y a la necesidad de seleccionar la combinación y la secuencia más apropiadas. Las preguntas pendientes son: ¿dónde iniciar?, ¿cómo continuar?,  ¿cuándo y cómo introducir diversos tópicos y metas?,  ¿cómo combinar la teoría con la práctica?, ¿cómo y cuándo introducir modalidades de auto instrucción como la educación a distancia?



PROFECIONALIZACIÓN DOCENTE 


Toda vez que el fundamento del modelo académico es el constructivismo, con un enfoque basado en competencias, y con una filosofía de la educación centrada en el humanismo, es tarea del docente crear ambientes de aprendizaje que permitan la formación de ciudadanos conscientes, éticos, con responsabilidad social en el saber, en el hacer, en el ser y en el convivir.
Por ello, la tarea académica institucional es l generación permanente de acciones que contribuyan a fortalecer las practicas docentes a partir de los elementos pedagógicos del modelo académico: Medios didácticos (audiovisuales e impresos), secuencias didácticas (nuevo modelo metodológico áulico,) orientado educativa y tutorías
PERFIL DOCENTE:
 
 
 
 
1.      Organiza su formación a lo largo de su trayectoria profesional
2.      Domina y estructura los saberes para facilitar experiencias de aprendizaje significativo
3.      Planifica los procesos de enseñanza y de aprendizaje atendiendo al enfoque por competencias, y los ubica en contextos disciplinares, curriculares y sociales amplios.
4.      Lleva a la práctica procesos de enseñanza y de aprendizaje de manera efectiva, creativa e innovadora a su contexto institucional
5.      Evaluar los procesos de enseñanza y de aprendizaje con un enfoque formativo
6.      Contribuye ambientes para el aprendizaje autónomo y colaborativo
7.      Contribuye a la generación de un ambiente que facilite el desarrollo sano e integral de los estudiantes.
8.      Participa en los proyectos de mejora continua de su escuela y apoya la gestión institucional.
 
El alumno deberá lograr conocimientos científicamente válidos, socialmente aceptados, técnicamente adecuados, éticamente deseables desde su comunidad cultural.
Estos conocimientos se manifiestan en términos de competencias a desarrollar a lo largo de su vida y lo perfilan como persona. Y aquí deberá estar la respuesta que determinará todo el quehacer educativo: ¿para qué enseñamos?, las finalidades de la educación, la formación de la persona y del ciudadano contestan la interrogante.
 
Pero también importa el conocimiento que el docente tiene de sí mismo; su aptitud, grado de profesionalización y calidad de persona. Cualidades éstas que se traducen en los distintos ámbitos de saberes: el conocimiento de la disciplina, de la teoría de la educación, de las formas de planificar la enseñanza, las estrategias de gestión de la clase, el conocimiento de sus alumnos, la institución y el medio en que se encuentra, de los materiales didácticos e informáticos, la gestión de la evaluación, las estrategias comunicacionales.
 
Un docente responsable de la formación integral de sus alumnos, autónomo, creativo y éticamente comprometido con la formación de valores deberá buscarse mecanismos que amortigüen su tensión y vulnerabilidad. No es posible reducir la comunicación maestro-alumno a la transmisión aséptica de contenidos, también los sentimientos, los hábitos y las ideologías se transmiten inconscientemente en las palabras, en las miradas. Mucho ha cambiado la educación, pero algo permanece, y es la influencia que ejerce el docente en el alumno.
 
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